sábado, 29 de diciembre de 2007

SERJ TANKIAN - ELECT THE DEAD


Desde que a Daron Malakian le dio la tontería de cantar y se dedicó a ensuciar con su voz las pistas de System of a Down, siempre deseé que Serj Tankian grabara un disco en solitario o que un rayo vengador hiriese la garganta de Malakian y le impidiese para siempre cantar. Ojo, que Malakian es un guitarrista al que admiro, pero sus grititos y su voz de perturbado me pone enfermo. Cuando escuché que Tankian sacaba disco y vi en la red el primer video (“Empty walls”) me quedé con el culo torcido porque era un pelotazo de canción y porque Tankian cantaba de maravilla el tema. Esperé ansioso hasta que llegó el disco completo a las tiendas, y mi, nunca demasiado agradecido, hermano se lo compró.
Cuando le pegué la primera escucha completa pude racionalizar y pensar y desde entonces no he parado de parado de escucharlo, porque es un disco excelente. Se trata, eso sí, de un intento mucho más rockero que un disco normal de SOAD, detalle este por el que mucha gente ha renegado del disco. Pero, digo yo, que si esperaban un disco con la misma caña y la misma voz de SOAD, ¿para qué iba a grabarlo Tankian en solitario? Aquí encontraremos parecidos razonables, pero la onda es distinta. Empezando por las letras, mucho más enfocadas al cuidado de la naturaleza, a las desigualdades políticas e incluso a algunas situaciones de frustración o emoción amorosa, nunca desde el punto de vista del hit single pop. Entre las canciones más cañeras tenemos la propia “Empty walls”, a saco desde el principio pero sin llegar en ningún momento al hardcore pesado de los pasajes más duros de SOAD, sino más bien una especie de power-rock denso y contundente, con estribillo perfecto, final galopante y estrofas pegadizas y recurrentes. “The unthinking majority” es un tema al estilo de SOAD, pero sin voces guturales, mezcla lo histriónico con unos cortes de piano realmente sorprendentes, interpretados por el propio Tankian, que toca casi de todo en este album. El videoclip, por cierto, es bastante gracioso y original, no dejen de verlo. La tercera realmente cañera nos viene con “Beethoven´s C***”, un tema de rock duro alternativo con estribillo demoledor, dobles voces muy bien acopladas, letra contundente e irónica y un saborcillo grunge aderezado por los cortes y cambios de ritmo típicos de los armenios en casi todos sus álbumes.
En el resto del disco encontramos canciones buenísimas, pero en las que la carga rockera es mucho más pronunciada que la carga pesada. El single “Saving us” es un medio tiempo con letra de amor introspectivo, con aire cantautor (al estilo americano) en las estrofas y con estribillo simple pero emocionante. El videoclip en este caso convierte a la canción en algo nuevo y consigue emocionar y elevar la esencia del tema: no dejen de verlo. “Money” tiene una letra excelente sobre la tiranía del petróleo y el dinero en general, un estribillo estilo “BYOB” y unas estrofas e instrumentación suaves que a mi me recuerdan un poco a los Pearl Jam más oscuros y caóticos. “The Sky is over” y “Baby” son las más accesibles del disco, pues se basan en un rock suave (por más que estén las guitarras graves y algún ritmo muy marcado) de preponderada melodía vocal. Tienen aspecto de single y no abundan en detalles mucho más allá de los estribillos pegadizos, pero salen bien paradas porque la voz de Tankian es cálida y cercana y acaba por engancharte. “Lie, lie, lie” es la más bucólica, con unos coros en falsetes y un aire infantil que concuerda con la letra, basada en una historia de abuso y venganza. En directo transmite desgana, pero en el disco queda realmente equilibrada y original. “Honking antelope” y “Feed us” son las más alternativas del álbum, con un rock denso y moderno que pasa el corte sin problemas.
Los puntos negativos los ponen para mi gusto la cansina “Praise the Lord and pass the ammunition”, que lo mejor que tiene es el título y que se basa en un semi rapeo de Tankian sobre una base eléctrica de distorsión paranoica. Los dos primeros minutos quedan curiosos, pero se debería terminar ahí, en lugar de caer en una ola de repetición que convierte la canción en insufrible. La última “Elect the dead” es un reprisal acústico que no tiene gancho y que cierra el disco con un sabor de boca que no es el deseado.En resumen, un disco lleno de temazos del estilo más rockero dentro del espectro sónico de SOAD, que rebosa de estribillos y melodías magníficos y que hace aguas en algunos picos por, aparentemente, no atreverse a ir más allá. Serj Tankian puede dar mucho más de sí si experimenta con los sonidos que ha esbozado en este album, y puede aportar un soplo de aire fresco a SOAD, que en sus últimos lanzamientos adolecieron quizás de cansinismo y de deriva creativa.
Viene bien que todos pongan sus inquietudes en orden antes de acomenter lo que esperemos que sea un regreso de SOAD a los terrenos más brutales de su sonido inicial. Por lo demás, un disco muy agradable de escuchar.

sábado, 15 de diciembre de 2007

Wicked Article - Calm before the storm


¿Se puede saber qué demonios está pasando en Valencia? Hace un año una banda valenciana ponía el panorama hardroquero nacional por los aires, concretamente Ushuaia, en breve dispondremos del primer y espectacular trabajo de otros levantinos, The Stone Circus, y ahora nos llega este pedazo de solomillo musical desde la mismísima ciudad del Turia.
No es por vacilar, pero rodeado de “bakalas” y de insulsos juguetes en manos de las radio fórmulas nacionales y programas televisivos descerebrados, es un privilegio ver que aun queda gente que roquea por estos lares, ¡¡y de quémanera!!Maledicta y Ambuka Doral fueron dos de los mejores y más representativos grupos (por no decir los mejores) del rock valenciano de los años 90, y la triste noticia de su disolución no fue tanto cuando nos enteramos, tiempo después, de que no todo estaba perdido.
Dai Berenguer (exAmbuka Doral), se unió a Dani Moure (exMaledicta) y a Gorio Torres (exAmbuka Doral y exMaledicta) en un nuevo proyecto en el que serían acompañados por un clásico del rock, Cristóbal Perpiñá, que fuera guitarrista y parte fundamental de los discos más cañeros y emblemáticos de Seguridad Social.El fin conseguido es mucho más que notable, un ejemplo de las decenas de grupos que se dejan los cuernos en sacar adelante lo que más les apasiona, gastando tiempo y dinero en gotas de sudor, ojeras, agujetas, cansancio y toneladas de pasión y orgullo.Lejano queda aquél fantástico E.P. que publicaron hace más de 3 años que nos sirvió de presentación, más cercano a los sonidos del grunge que todavía les persiguen.
Pero la madurez y amplitud de miras desembocan en este fabuloso trabajo, donde las influencias grungies quedan en eso, meras influencias, pasando a crear un álbum de HARD ROCK con mayúsculas, pero matizado con miles de reminiscencias, desde el blues hasta el rock de las big bands de los 70, con algunos toques muy toolianos y cierta actitud punk (la versión de los Ramones no es casualidad), que queda mucho más patente en sus directos.Un guitarrazo agudo da entrada al redondo, “Our people” abre la lección de hoy con una demostración de lo que nos llega. La batería está llena de ritmo, el bajo suena muy potente y las guitarras dan el toque perfecto para que Dai desboque sus cuerdas vocales.
Destaca el solo de Cristóbal al mas puro estilo de Tom Morello mientras bajo y batería mantienen el ritmo trepidante hacia un nuevo estribillo.Seguimos con “Disease” con un enorme riff inicial, muy potente, donde destaca las melodías vocales, muy pegadizas y perfectamente acopladas al resto de la música.
Los ritmos de las bases de bajo y batería son geniales, subiendo y bajando a su antojo.Pero lo mejor está por llegar y entramos en un póker de maestria en estado puro. Desde el tema que da título el álbum, con ese inicio que nos recuerda inevitablemente a TOOL, pasando por ese toque mágico a lo The Black Crowes que es “Train come”, con ese sabor añejo a blues y rock clásico. El tercer as llega con “Incide the outside”, que empieza con una tímida guitarra, mientras el bajo va dando ritmo hasta que le acompaña la batería y Dai va susurrando la melodía para terminar en una explosión guitarrera y vuelta a bajar la marcha para volver a explotar. Espectacular. Este tema es de 10.
Y para cerrar esta mano tenemos “Masquerade”, otra sobresaliente canción, que sube el tono roquero del conjunto. Dani se asoma entre los platos de Gorio para machacarnos con un riff punzante que nos obliga a mover la cabeza sin parar, armónicos por aquí y cambios de ritmo en la batería para empezar a recitar la letra. El momento en que el estribillo termina y el tono musical vuelve a subir es alucinante. Después de todo esto, esperas que el resto baje la nota y empiece a decaer, pero aquí vemos lo grandes que son estos tipos, con ese rock and roll desenfrenado que es “To give you up”, donde destacan especialmente los rasgados abiertos de Cristóbal y el gran juego de platos de Gorio.Tras ella aparece “Wicked Jimmy”, un puntazo mucho más punkroquero, al estilo de los Ramones, con muchísima marcha y velocidad, destacando el matiz desbocado de Dai a las voces.Demostrando que la diversidad y calidad van de la mano nos dejamos atrapar por los ritmos bluesys de “So long”, con guitarras acústicas al principio y dando el contrapunto melancólico a tan variado trabajo.Para cerrar, un homenaje a unos de sus grupos elegidos, el “I believe in miracles” de los Ramones.
Ya se sabe que cuando se afronta el versionear un clásico hay que estar muy seguro de ello, porque la comparación siempre estará presente, sin embargo, en este caso ha quedado perfecto, dejando un perfecto tributo a Joey y compañía, obligándote a devolverlo a tu reproductor una y otra vez.En definitiva un grandísimo cd de un grupo español, valenciano para mas señas, que demuestra que en este país se está colocando al hard rock en el lugar que se merece, en lo más alto. Yo de vosotros me haría un favor y guardaría 8 ó 9 euros para hacerme con él.

domingo, 2 de diciembre de 2007

Thurston Moore


El trabajo de Thurston Moore en solitario (más dado a enfrentar su guitarra expresionista a los instrumentos de músicos asiduos a los circuitos del free jazz o la improvisación como Tom Surgal, William Winant, Evan Parker, Walter Prati o Giancarlo Schiaffini) nunca había funcionado bien en el plano pop. De ahí la sorpresa al enterarnos de que el nuevo trabajo de Moore en solitario (el primero, sin contar colaboraciones, improvisaciones, etc. que publica en doce años) se anunciaba cercano al formato canción e iba a descansar fundamentalmente en los usuales timbres de la guitarra acústica y el bajo.

Grabado con John Agnello (colaboró con Sonic Youth en “Rather Ripped”), en Bisquiteen Studio (su dueño es J. Mascis de Dinosaur Jr, el estudio ocupa una de las plantas de su casa) con colaboraciones puntuales de Christina Carter (Charalambides), Leslie Keffer, el propio J. Mascis o John Moloney (Sunburned Hand of the Man), y secundado por la violinista Samara Lubelski y Steve Shelley a la batería, “Trees Outside the Academy” se sitúa en el mismo plano de calma ligeramente atonal y pretendidamente meditativa de “Rather Ripped” o “Sonic Nurse” cambiando texturas eléctricas, picos y disonancias por las más accesibles gasas acústicas.

En canciones como “Frozen Guitar” los instrumentos suenan orgánicos y empastados, repetitivos e hipnóticos; la lacónica “Honest James” sorprende por su carácter acústico y casi instrumental, beneficiándose en buena medida de la fantástica aportación vocal final de Christina Carter; mientras, “Silver Blue”* se decanta más hacia el drone aunque sea un drone temperado y acústico.

Los términos cambian a medida que avanza el álbum, la cosa se pone más eléctrica, reforzando la melodía (“Fri/End”), acercándose al rock ágil y “arrebatado” en “Wonderful Witches + Language Meanies” y “Off work”, al pop risueño en “Never Day” o al primitivismo de Animal Collective en “Free noise among friends”.

“Trees Outside the Academy” es un buen álbum que por momentos seduce y que ni sorprenderá ni decepcionará a quienes conozcan la trayectoria de este hombre o de su banda. La discografía “pop” de Thurston Moore en solitario tiene en este álbum un nuevo capítulo bien digno pero, a la vez, de escasa relevancia.